Racionalización del abonado mineral


Partiendo del conocimiento de la fertilidad del suelo, y más aún en un escenario de cambio climático con posible reducción de los rendimientos, con mayores pérdidas de fertilización por arrastre, se hace fundamental ajustar las aplicaciones de fertilizantes a las necesidades reales de los cultivos en función de dicha fertilidad del suelo.


El coste de la fertilización supone un factor muy importante del coste total de producción.


Optimizar la fertilización, especialmente nitrogenada, teniendo en cuenta estos aportes, es un reto fundamental para la sostenibilidad de los sistemas, ya que un exceso de nitrógeno (N surplus) supone un riesgo ambiental por las pérdidas de este elemento hacia el agua y la atmósfera.

En el caso de estrategias basadas en insumos internos (siembra directa, cultivos de cobertura, etc.), y al igual que ocurre con los sistemas convencionales se requiere un aporte racional de fertilizantes nitrogenados (minerales u orgánicos) que hagan sostenible el cultivo, manteniendo rendimientos apropiados. A su vez, resulta necesario plantear estrategias que promuevan la reducción de las emisiones de N2O con el fin de mantener el efecto positivo del secuestro de C en el cómputo global de gases de efecto invernadero. En este sentido las estrategias deben combinar una dosificación del N aportado en base a las necesidades reales del cultivo, la elección de fuentes nitrogenadas con menor potencial de emisiones, como ocurre en cultivos de zona mediterránea cuando se aporta nitrato amónico en vez urea, o también promover el uso de inhibidores de la nitrificación, que pueden llegar a reducir hasta un 72% las emisiones de N2O por cada kg de N aplicado (Cayuela et al 2017). Igualmente puede resultar interesante tener en cuenta el impacto de la introducción de fertilizaciones alternativas (e.g., biofertilizantes) que promuevan una mejora de la microbiología del suelo, y por tanto de su estructura.

Otro aspecto positivo que influye en la fertilidad es la liberación de nutrientes que se produce por mineralización lenta de la materia orgánica. Esto supone un aporte gradual de nutrientes, que suele reducir pérdidas ahorrando fertilizantes, y en algunos casos como ocurre con el P o con los micronutrientes, se aumenta el periodo de disponibilidad y por tanto de eficiencia.

Aspectos a considerar en la estrategia de fertilización:

  • Realizar análisis de suelo. Mapas de suelo
  • Fraccionar aplicaciones del abonado sólido y Fertirrigación
  • Utilizar el Big Data para las aplicaciones variables del abonado
  • Fertilización orgánica

Realizar análisis del suelo


La base de una correcta fertilización parte del conocimiento de la propia explotación, del tipo de suelo y las necesidades que presenta cada campaña. Los análisis de suelos son fundamentales para ajustar la fertilización a la necesidad del cultivo y a la fertilidad del suelo.

Es una medida óptima para utilizar en cada aplicación el tipo de abono más idóneo al momento y condiciones de aplicación.

Siempre ha sido importante conocer la fertilidad del suelo, pero en un escenario de cambio climático con posible reducción de los rendimientos, con mayores pérdidas de fertilización como consecuencia de las mayores tasas de erosión, se hace fundamental ajustar las aplicaciones de fertilizantes a las necesidades reales de los cultivos en función de la fertilidad del suelo.

Particularmente es interesante, como sustento de tecnologías de aplicación variable de fertilizantes, agua y dosis de semilla, poder contar con un mapeo de suelo que aporte información sobre la textura y los principales macronutrientes del suelo.

Fraccionar aplicaciones del abonado sólido


La base de una correcta fertilización parte del conocimiento de la propia explotación, del tipo de suelo y las necesidades que presenta cada campaña. Los análisis de suelos son fundamentales para ajustar la fertilización a la necesidad del cultivo y a la fertilidad del suelo.

Es una medida óptima para utilizar en cada aplicación el tipo de abono más idóneo al momento y condiciones de aplicación.

Siempre ha sido importante conocer la fertilidad del suelo, pero en un escenario de cambio climático con posible reducción de los rendimientos, con mayores pérdidas de fertilización como consecuencia de las mayores tasas de erosión, se hace fundamental ajustar las aplicaciones de fertilizantes a las necesidades reales de los cultivos en función de la fertilidad del suelo.

Particularmente es interesante, como sustento de tecnologías de aplicación variable de fertilizantes, agua y dosis de semilla, poder contar con un mapeo de suelo que aporte información sobre la textura y los principales macronutrientes del suelo.

Utilizar el Big Data para las aplicaciones variables del abonado


Se propone utilizar equipos de aplicación variable de abonado tanto sólido como líquido, apoyados en mapas de rendimientos y mapas de suelos. Una variante la tenemos si además se tienen en cuenta las necesidades reales de los cultivos a partir de diferentes sistemas de monitorización de los mismos.

Consiste en aplicar una dosis diferente de fertilizante en cada zona de una misma parcela, siguiendo un criterio determinado. Para ello se pueden dividir las parcelas según los rendimientos de cada zona determinada y aplicar dosis diferentes en ellas.

La dosis variable podrá ser en función del tipo de suelo o de las necesidades reales de las plantas.

Esta medida permitiría ahorrar en fertilizantes (uno de los mayores costes de cultivo).

Además, la fertilización variable es una técnica óptima para contaminar menos, y practicar una agricultura más sostenible y rentable.