Evaluación ambiental de explotaciones agrarias mediante el Análisis de Ciclo de Vida


Existen diversos acercamientos a la hora de evaluar ambientalmente una explotación agrícola. Una de las metodologías más completas, tanto por el alcance de los elementos analizados como por la variedad de impactos que permite conocer de forma simultánea, es el Análisis de Ciclo de Vida.

En los últimos años, la agricultura y la ganadería han estado en el punto de mira por su potencial impacto ambiental. La ganadería por sus emisiones de gases de efecto invernadero, la agricultura por su consumo de agua y el uso de fertilizantes y agroquímicos, y ambos por el aprovechamiento y efectos en el suelo. Por ello, desde prácticamente la totalidad de instituciones y organizaciones relacionadas con el mundo agrario se llevan muchos años desarrollando políticas y herramientas que promuevan la “sostenibilidad” de los productos del campo.

Pero la única manera de alcanzar la sostenibilidad ideal, o al menos aproximarse lo máximo posible, es conociendo la realidad del impacto ambiental de estos productos para desarrollar políticas y medidas adaptadas a cada producto, territorio o incluso explotación específicos, que reduzcan los impactos ambientales a la vez que permitan una producción sostenible en el tiempo, tanto desde el punto de vista medioambiental, como económico y social.

La herramienta más completa para evaluar estos impactos es el Análisis de Ciclo de Vida (ACV).

Esta herramienta metodológica, regulada por las normas ISO 14040 e ISO 14044, permite conocer las emisiones de sustancias de cualquier tipo al aire, agua y suelo (imagen 1), a lo largo de todo el ciclo de vida del producto, desde la fabricación de los recursos materiales y energéticos utilizados, hasta su consumo o procesado final, pasando por todas las etapas de producción. De la misma manera, en la metodología de ACV se evalúan los recursos extraídos del medio, tanto renovables (agua, madera, etc.) como no renovables (minerales, etc.). El conjunto de estas emisiones y uso de recursos, al que denominamos “Inventario de Ciclo de Vida”, puede ser evaluado desde múltiples puntos de vista ambientales, para conocer impactos tan diversos como el “Potencial de Calentamiento Global” (también conocido como “Huella de Carbono”), el “Agotamiento de Agua”, “Ecotoxicidad”, “Eutrofización”, “Acidificación”, y muchos otros.

Así, por ejemplo, si un vehículo o maquinaria quema gasóleo para funcionar, emitirá a la atmósfera sustancias como dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas, entre otras. El análisis de ciclo de vida permite conocer estas emisiones, y cómo cada una de ellas afecta a distintos impactos ambientales: por ejemplo, el dióxido de carbono al cambio climático, los óxidos de nitrógeno al smog (impacto “formación de ozono fotoquímico”), y las partículas a la salud humana (impacto “partículas/sustancias inorgánicas con efectos respiratorios”).

La primera ventaja, por tanto, del Análisis de Ciclo de Vida es que nos permite detallar con precisión cómo se producen los impactos ambientales, es decir, qué sustancia emitida, y en que medio, los causa. Esto es fundamental a la hora de reducir impactos, puesto que sabremos qué contaminantes concretos debemos reducir en cualquier sistema productivo.

La segunda ventaja es que el Análisis de Ciclo de Vida engloba todo el ciclo productivo, desde la extracción de materias primas nuevas, hasta la disposición final o recuperación y valorización de los residuos, pasando por todas las etapas intermedias, como la producción en sí, los transportes, la comercialización, etc. (imagen 2). Esto nos permite conocer en qué fase de la cadena productiva los impactos son mayores, donde es más viable su reducción, y posibilita la búsqueda de alternativas con menores impactos ambientales, puesto que las reducciones en cualquier punto de la cadena suponen una reducción sobre el total.

Todo ello es especialmente útil para el productor, puesto que le permite reducir el impacto ambiental de sus producciones simplemente con una buena selección de proveedores, además de con mejoras específicas en sus propios procesos.

En las explotaciones agrícolas, especialmente las producciones de herbáceos, que son las estudiadas principalmente dentro del Proyecto MOSOEX, los mayores impactos ambientales se producen principalmente en la fabricación de insumos (fertilizantes y tratamientos), en el uso de estos, que provocan emisiones directas de sustancias al suelo principalmente, pero también emisiones indirectas por reacciones posteriores. En la imagen 3 se muestra el modelo desarrollado dentro del Proyecto MOSOEX para realizar el ACV de una de las producciones. En este caso, el alcance del análisis incluye hasta la cosecha, excluyendo las fases posteriores.

Como hemos dicho anteriormente, los Inventarios de Ciclo de Vida recopilados durante el Análisis, pueden interpretarse a través de una gran variedad de Impactos Ambientales, por lo que resulta necesario hacer una selección de cuáles queremos evaluar, para poder centrarnos mejor en el objetivo principal, que es la reducción de impactos, que no siempre son de igual importancia en todos los sectores.

En la imagen 4 se muestran los principales impactos ambientales que surgen durante las producciones agrícolas. Las sustancias emitidas, o el uso de recursos, pueden afectar al agua, al aire y al suelo, provocando distintos impactos.

Por ejemplo, al aire los principales impactos ambientales son el cambio climático, provocado por el uso de combustibles fósiles a lo largo de toda la cadena de valor, pero también por la aplicación de fertilizantes nitrogenados y urea al suelo, que generan óxido de nitrógeno (N2O), uno de los principales Gases de Efecto Invernadero, en procesos de nitrificación y desnitrificación, muy dependientes de las condiciones del suelo.

Al suelo y al agua, el efecto más importante, aunque comparativamente con otras actividades industriales sea muy leve, es la Ecotoxicidad (peligro para los seres vivos por consumir sustancias potencialmente tóxicas) del agua dulce. Esta se produce por el vertido directo o indirecto, a lo largo de todo el ciclo productivo, de sustancias que acaban en el agua. Las principales sustancias implicadas en este impacto son las utilizadas en los tratamientos de los cultivos.

En el Proyecto MOSOEX, la organización Solid Forest, con más de 10 años de experiencia en el Análisis de Ciclo de Vida, está evaluando todos estos impactos de las explotaciones participantes, lo que nos permitirá conocer cómo las distintas gestiones del suelo agrícola afectan a la sostenibilidad ambiental de cada producto cultivado y del territorio.



El proyecto MOSOEX es un grupo operativo financiado en el marco del Programa Nacional de Desarrollo Rural 2014-2020 por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural-FEADER y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; al 80% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural - FEADER y al 20% por fondos de la Administración General del Estado, con un presupuesto total de 471.296,09 euros. El organismo responsable del contenido es el grupo operativo MOSOEX, y la autoridad de gestión es la Dirección General de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria (D.G.D. RIFA)

Imagen: Financiación

Financiáción del proyecto

El 12 de marzo de 2019 se publicó en el «Boletín Oficial del Estado» el extracto de la Resolución de 26 de febrero de 2019, del Fondo Español de Garantía Agraria, O. A. (FEGA) por la que se convocan ayudas para la concesión de subvenciones a la ejecución de proyectos de innovación de interés general por grupos operativos de la Asociación Europea para la Innovación en materia de productividad y sostenibilidad agrícolas (AEI-Agri), en el marco del Programa Nacional de Desarrollo Rural 2014-2020, para el año 2019. En base a dicha convocatoria el grupo operativo «MOSOEX» recibe una subvención de 471.296,09 € cofinanciada al 80% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) y al 20% por fondos de la Administración General del Estado.


Autoría:

  • Rubén Jiménez (Solid Forest)

Enlaces de interés

Palabras clave

Huella Ambiental; Transferencia; Análisis de Ciclo de Vida; Suelo

Fecha de publicación:

12 de febrero de 2021